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Leidy rompe el silencio. Con los ojos encharcados y una sonrisa llena de esperanza me mira fijamente y dice: “lo más importante es que estamos vivos, a ninguno le pasó nada”. Tiene razón, están sanos y salvos. Se seca las lágrimas y le va quedando una mancha de tizón. Se podrá lavar el rostro, pero la tragedia vivida le quedará indeleble en la memoria. Las maderas calcinadas crujen a cada paso que damos.

“Mire, hasta aquí llegaba mi rancho, y el incendio empezó en la casa del lado. No sabemos qué fue, puede que haya sido una vela”. El viento es muy fuerte, como suele golpear en los cerros bogotanos. No atino a decir mucho, siento que cualquier cosa es insulsa en esta situación. Ella continúa narrando la noche de horror que vivió, como sacaron a los vecinos, a una anciana que vive sola y ayudaron a que los bomberos bajaran las mangueras.

Nuestra conversación la interrumpe un hombre que viene a entregarles unas cobijas y colchonetas que aliviarán el frío de esta noche. Mientras tanto me percato de una niña, que a lo lejos, mira cómo si destapara un regalo en noche buena, dos zapatos, no son pares, pero están en buen estado y se los calza con ilusión. Se mira y sonríe, se siente orgullosa de su hallazgo. Pienso en mis hijas, en lo afortunados que somos.

Trato de ser fuerte, pero me quiebro, vuelvo mi atención a Leidy que sigue removiendo escombros. La única forma de entenderla es ponerme en sus zapatos, ver la realidad desde su perspectiva. Hacer como esa niña, calzar zapatos diferentes.

 

Me pongo en los zapatos de Leidy y entiendo que no todos recorremos los mismos caminos, no pisamos las mismas sendas y la única forma de entender esas realidades es ponerme en sus zapatos.

Ese mismo día decidí usar zapatos dispares (de diferente color), como un símbolo que me recuerda que, el primer paso para comprendernos es la empatía. Además, invita a los que me cruzo a observar la realidad ajena poniéndose en sus zapatos.

Juli no te cuelga
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Además, para brindar soporte y guía, cada semana, un experto en emprendimiento y negocios comparte con los ciudadanos información de valor sobre estrategias para tener empresas exitosas, los planes de negocios y las entidades que tienen planes de acompañamiento.

 

Juli no te cuelga, se convirtió en una ayuda tangible a la ciudadanía para que promocionara sus productos y servicios.

y la clase media
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La clase media, se dice, es demasiado rica para recibir subsidios y demasiado pobre para tener beneficios financieros, ya que no los puede respaldar. Con ese panorama creamos la campaña ‘¿Y la clase media qué?’, para evidenciar la situación de este sector de la población de personas que contribuyen, con sus pequeños y medianos negocios, a mover la economía del país, que en Bogotá representan el 51% de la población.

 

La crisis sanitaria sacó a flote la llamada “pobreza oculta”, una dramática situación de familias que se quedaron sin ingresos y sin ningún tipo de ayuda por parte del gobierno.